El destino ha querido que uno de mis sueños se haya podido cumplir.
Desde hace mucho, mucho tiempo he deseado tener un terreno donde poder desahogar mis necesidades más rurales.
Un mini huerto, unos cuantos rosales, un terreno que cuidar. En fin: una pequeña casa de campo.
Hace no muchos días un terreno como el que yo buscaba se puso en mi camino.
Después de una última semana de locura, donde la operación ha estado a punto de irse al garete dos veces, por fin tengo mi terreno.
Me espera mucho trabajo por delante, pero también mucha ilusión.
Ya sabéis, un par de manos para ayudar serán bienvenidas, aunque sólo pueda ofrecer una cerveza y una sonrisa a cambio.
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