Es una cuestión un poco delicada.
Ves desde la lejanía como dos amigos se alejan por culpa de una falta de
comunicación.
Uno de ellos ni siquiera es consciente de que la herida es más profunda de
lo que el cree, y el otro está tan herido que no es caaz de levantar la
voz.
Y tu, como no, estás en medio.
Tu lealtad individual a cada uno, te prohíbe tomar medidas.
Pero tu lealtad conjunta, te pide a gritos intervenir.
¿Que haces?
Pues en mi caso, lo que me dictó mi conciencia.
Aún a riesgo que por evitar que una amistad de dos amigos se rompa, poder
perder yo dos amistades!!
Yo di ese pequeño empujón, con la información mínima necesaria, para que un
muro que se levantaba, se abriera una grieta donde pudiera entrar el
dialogo.
Si por ello pierdo una amistad, mala suerte, pero mi conciencia quedará
limpia.
El tiempo es ese juez que pone inexcusablemente a cada uno en su sitio.